sábado, 17 de marzo de 2012

SARA CARBONERO E IKER, ¿SE CASAN, NO SE CASAN...?


Se casan, no se casan... El futuro enlace de Sara Carbonero e Iker Casillas es la incógnita de la semana. Una incógnita que, además, estuvo en todas las conversaciones, de los patios de vecinas a las redes sociales, en cuanto la revista «Lecturas», el pasado miércoles, anunció en portada que habrá boda el próximo mes de julio coincidiendo con las vacaciones del portero del Real Madrid después de disputar la Eurocopa.

El calendario deportivo señala que, tras esa competición, los jugadores tendrán algo más de dos semanas de descanso, tiempo que suelen aprovechar para contraer matrimonio quienes están prometidos; el resto, que es la mayoría, se va a Ibiza a jugar a las palas. Andrés Iniesta ha elegido el 8 de julio para sellar su unión con Anna Ortiz, la madre de su hija Valeria, nacida en abril del pasado año.

«Dicen muchas mentiras»
La de Sara e Iker sería la boda más esperada, dada la popularidad del que está considerado como el mejor portero del mundo. Y digo sería, porque los más cercanos a la pareja me aseguran que de planes de boda, nada de nada. «Sara e Iker se casarán algún día, porque ese es su deseo, pero es mentira que lo vayan a hacer después de la Eurocopa. No tienen nada organizado», dice un íntimo de la pareja.

«No vamos a confirmar ni a desmentir. No entramos en ese juego», dice Carbonero cuando se le pregunta por su enlace. «Se dicen muchas mentiras», añade. A Sara resulta más fácil entrevistarla por la calle, ya que acude todos los días a su trabajo en Telecinco, donde tiene el mismo trato que el resto de sus compañeros. Entra con su coche al aparcamiento de empleados, cumple su horario y trabaja en la redacción de Informativos, que solo abandona para ir a la sala de maquillaje.

Aunque sus amigos aseguran que no tienen conocimiento de que se vaya a celebrar esa boda, lo cierto es que la pareja tiene todas las papeletas para hacerlo. En cuestión de pocas semanas se mudarán a la casa que Casillas ha comprado en La Finca de Somosaguas, en Pozuelo de Alarcón, y que actualmente están decorando. Para tal fin han contratado a un experto en esas tareas, aunque siempre bajo la supervisión de la propia Sara. «Estaban hartos de salir de casa y tener a los paparazzi en la puerta. Sara vive muy agobiada con los medios, está en continua tensión, y han decidido abandonar la casa de Boadilla a cambio de una residencia más privada y alejada de los focos», nos cuenta un íntimo de la pareja.

Alto estrés
Fue poco antes del último Mundial de fútbol cuando su relación se hizo pública y notoria, y dejó de ser un rumor que circulaba por todos los medios. Imágenes de los dos paseando por la noche madrileña y el famoso beso televisivo pusieron nombre a este noviazgo. Desde ese momento, Carbonero decidió mudarse a la casa de Iker en Boadilla del Monte y comenzar su vida en común. «Están muy bien juntos, muy enamorados, pero también agobiados por todo lo que dicen de ellos. Sobre todo, Sara. Iker es más tranquilo en ese aspecto», desvela esa misma fuente. Los nervios y el saberse observada y analizada hasta el último de sus estilismos ha sometido a la periodista a un fuerte estrés.

Pese a todo, hace unos días cumplió con sus compromisos publicitarios con Pantene, firma de productos para el cabello de la que es imagen y que, entre otras condiciones, le prohíbe cortarse su larga melena. En dicho acto comentó que en el futuro se veía «casada de blanco y con muchos hijos». Lo que no imaginaba es que, apenas tres días después de esas declaración, iba a protagonizar una portada con su supuesta boda, lo que, muy a su pesar, se ha convertido en la noticia de la semana.

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